El 11 de Enero de este año el ex delantero de Boca – con paso en Europa y luego de haber dejado el futbol por tres años y medio- decidió regresar a la actividad. Tras gestiones de Martin Insaurralde con Eduardo Spinosa, el delantero de 33 años firmo para Banfield.
Como ya nos tienen acostumbrados la dirigencia de Banfield solo decide a través del golpe de efecto que nos lleva de la euforia a la frustración. Todos sabíamos de las irregularidades en la trayectoria deportiva del contratado. ¿Es necesario incorporar el habito del cigarrillo y del alcohol dentro del plantel? La urgencia de otra noticia estridente, ¿nos habilita a un mensaje tan contradictorio como efímero?
¿Dónde quedo la promoción de los jóvenes? (¿Payero por Arias?) El discurso del presidente en la sombra, Eduardo Spinosa, es potenciar las inferiores. Nuevamente una apresurada e inconsulta decisión institucional afecta el plano deportivo de nuestro club. ¿Y el ADN Banfileño?
Banfield es un club donde siempre tiene grandes talentos en sus inferiores, pero el fanatismo de esta dirigencia por ser noticia, una vez más, demora y afecta todo el proceso de formación de nuestros juveniles. El personalismo autoritario además instala experiencias en el maltrato a nuestros ídolos, y a nuestros jugadores. Todo una improvisación que nos debe encontrar a los socios fortalecidos a la hora de reflexionar.
No es serio caerle con toda la crítica a Daniel Osvaldo, Banfield sabía que perfil de jugador contrataba con sus pro y sus contras. Debemos darnos una expresión vital y definitiva entre los hinchas para condenar estos modos. La manera unipersonal de dirigir el club que tiene el ex presidente solo nos trae distancia con nuestra historia y nuestra identidad. El origen de este destrato es que ningún profesional reconocido como ídolo tenga más protagonismo del que Spinosa pretende para él.
Los últimos manejos de Banfield nos muestra a las claras como se utilizan a los jugadores para beneficio propio y luego los sustituye por algo más novedoso o simplemente los descarta. Lo han hecho con Cvitanich, Tagliafico, Bologna, Silva, Erviti, Falcioni. ¿El próximo será Civelli?
En tanto, apostar a un plan de inferiores con estilo, ética y disciplina banfileña nos garantiza el rumbo deportivo e institucional que necesitamos para superar esta etapa de unicato y autoritarismo que juega con la razón y la pasión de nuestro club que debe seguir en primera división con un estilo que enorgullezca a cada hincha del taladro.
Toda medida que toma desde su ombligo, trae un beneficio mezquino que solo beneficia a su persona. “Hago tal cosa, para que Zanetti hable bien de mi” “Traigo de refuerzo al sobrino del presidente de la AFA, para que me considere” “No le vendo un jugador a River, para quedar bien con el ex presidente de Boca” “Traigo a un delantero que nunca jugó, porque es representado por un alto funcionario del gobierno anterior”.
Todo posicionamiento personal, a costas del club Banfield. Es tiempo de ponerle fin a este juego perverso de fidecomisos sin auditorias, y oscuros representantes con intereses contrapuestos a los de nuestra institución.
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