Siempre después de cada crisis, hay que replantear las cosas. Y ésta no será la excepción. Miéntras Argentina y el mundo luchan contra un enemigo inesperado, cada mundo particular da su pelea como puede.
El fútbol tiene por delante un desafío muy grande para cuando la pelota empiece a rodar nuevamente.
Desde aquella disposición del ministerio de deportes que encabeza Matías Lamens, y hasta ahora, el fútbol argentino ha navegado en aguas inciertas, y no puede salir de ellas.
El deporte más popular en Argentina y en el mundo sufre quizás su herida más profunda, cuando se escuchan voces como la del presidente Fernández diciendo «El fútbol no es prioridad», o el ministro de salud Ginés González García sosteniendo que «hay tiempo para que vuelva el fútbol», porque seguramente nadie que pertenece al mundo futbolístico (jugadores, hinchas, dirigentes, periodistas) estaba preparado para comprender que la pelota no está primera en la tabla de posiciones de la vida.
En éste marco, el fútbol deberá reinventarse, y los dirigentes de los clubes tendrán la responsabilidad de pensar cómo se sale de la crisis sanitaria y económica con sus empleados adentro. Está claro que dar por terminada la temporada tiene como objetivo ahorrar dinero de contratos, y que los clubes no se desangren aún más.
Por su lado, los jugadores, y un gremio que solo defiende a la elite de primera, también plantean sus necesidades y defienden su continuidad de trabajo.
Todos tienen un poco de razón, o mucha, aunque el covid-19 no entienda de razones y ataque por todos los flancos. Y precisamente por éste adversario en común que tiene el mundo hoy por hoy, el fútbol debe aunar esfuerzos, y repensar la pelota después del virus.
Repensar significa también entender que hay más incertidumbre que certezas, y que cualquiera que quiera jugar de gurú o adivino de cuando vuelve la actividad, solo estará sumando más confusión a todo lo que ocurre. Pensar en el otro sería un camino, aunque para ello, debe haber una nueva forma de encarar los problemas. Pensar en el otro significa parar la pelota, mirar a los costados, y jugar en equipo. Ojalá los dirigentes, jugadores, hinchas y periodistas armen un gran equipo que pueda lucirse en éste partido tan difícil que se está jugando.
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