En el día de ayer se conoció la noticia que el TAS rechazó el reclamo de Banfield por Juan Cazares. El jugador se fue de Banfield en el 2015 a jugar para Atlético Mineiro, y el reclamo no prosperó porque Banfield no realizó los pagos correspondientes en su momento. Incumplir lo firmado es moneda corriente por estos años en el club, y la estrategia siempre es la misma, la culpa es del que reclama lo justo.
El vínculo con el jugador terminaba en diciembre del 2015, y antes de esa fecha, el club debió haber pagado el monto de cincuenta mil dólares para cumplir con lo pactado en el préstamo, cosa que nunca sucedió. Tampoco hizo uso de la opción, por lo que el jugador, cuyo pase pertenecía a Independiente del Valle, se fue de la institución.
La resolución del TAS expone a una dirigencia que mintió en todo momento acerca de lo que había sucedido con el jugador ecuatoriano, pero no sorprende porque cada uno de los manejos de Spinosa le hicieron perder dinero a Banfield.
La credibilidad de la comisión directiva y de Spinosa que la comanda desde las sombras ha caído a niveles de subsuelo, y el socio sabe que esto no tiene marcha atrás, porque siempre es una mentira detras de otra. En ese sentido, cabe recordar la maniobra que quisieron hacer con Cazares, haciéndolo firmar un contrato a las apuradas para tapar el incumplimiento de lo pactado. Incluso las reuniones con los socios y periodistas a cargo del abogado Moya, mostrando algunos documentos y diciendo mentiras, pintan a la claras que se gobierna el club ocultando la basura debajo de la alfombra.
A ésta altura, los dichos de Spinosa refiriéndose a que iba a techar el estadio con los 15 millones de dolares de la demanda a Cazares es una broma de mal gusto, aunque lo que no es broma es que el club sigue en manos de una persona que todo lo que decide resulta perjudicial para la institución.
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