La noticia conocida a través del periodista Gustavo López en su programa de radio La Red 910, una vez más demuestra que la dirigencia de Banfield equivoca el camino.
El viernes al mediodía, Gustavo López anunció que Banfield no le iba a renovar el contrato a Julio César Falcioni, y que éste se encontraba sorprendido por esa decisión. La información le llegó a López hablando directamente con Falcioni; incluso contó el periodista que el técnico le dijo que no esperaba ésta resolución, ya que había trabajado 60 días por zoom, y ahora llegaba éste desenlace.
Ésta noticia movió toda la estantería en el Taladro, ya que nadie la esperaba. El viernes por la tarde, y con los titulares que Falcioni no seguía, los dirigentes intentaron como hacen siempre, tapar el sol con la mano y quisieron aunque sin lograrlo, justificar que era una decisión que ya estaba tomada de antemano, y que Julio César Falcioni también lo sabía. Y de ser ésto verdad, se tendría que haber anunciado desde el club, y no esperar a que sea el entrenador el que lo diga. Y pueden surgir decenas de lecturas y especulaciones de los motivos de las conductas de los dirigentes en ésta u otras situaciones.
Es muy difícil tener certezas de lo que pasa, o lo que va a pasar en Banfield cuando hay una dirigencia que todo lo oculta, que todo lo barre debajo de la alfombra. Nunca nada queda claro, todo es mover las piezas para que el andamiaje que maneja Spinosa desde las sombras quede bien posicionado, aún desdiciendo y dejando mal parado en éste oportunidad a un hombre que le brindó muchísimo a Banfield como Julio César Falcioni.
Se espera que en las próximas horas Tucker, y seguramente Barbuto que estará para la foto, anuncien que Javier Sanguinetti será el nuevo entrenador, aunque no se sabe aún quienes continuarán en el cuerpo técnico, y si el propio Falcioni aceptará ser manager, como dicen desde la dirigencia.
Todo es incertidumbre en el Taladro, y aún cuando se produzcan los anuncios oficiales, seguirá el desconcierto, porque Spinosa y los suyos perdieron hace mucho tiempo la credibilidad de los socios e hinchas.
La palabra de los dirigentes de Banfield no vale nada, pero no porque lo escriba un periodista, sino porque dicen una cosa, y hacen otra. Muestras hay de sobra, y lo peor de todo es que no les importa y van decidiendo y actuando sobre la marcha, improvisando y sobre todo empeñando la palabra, el atributo más preciado que puede tener un dirigente.
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